¿Es posible en el cuerpo más absurdo, más deforme y más agonizante encontrar una esperanza de amor?
¿Cómo en medio de la turbulencia del mundo, del sinsabor de los estados es posible encontrar una tenue sonrisa, una frente despejada?
¡Esto es un llamado, un grito! No de auxilio, más bien como un pregón.
A todas aquellas que bajo esta temible luna llena su espíritu estremece,
a todas las llamo compañeras…
No temen verter una lágrima cuando se anuda su garganta,
saben que su fortaleza vive intrínseca en su misma delicadeza.
Somos monstruos y ¡sí! Nos afecta la luna más amarillenta,
celeste poderosa que en el cielo se impone toda…
Mi espíritu se calma y me dejo llevar por la banalidad de la cotidianidad…
Solo no olvides compañera, que si en tu alma una insistente desazón se aloja en una noche de luna llena, ser extraño y valiente eres, inconforme siempre, tenue y excitante, heredera de ella, ¡absoluta lunática!
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